Tienen barra en la que parar, vinos y algo de picar. Son los preceptos de la taberna clásica que todas estas cumplen más o menos, salvo una peculiar excepción. Todas son tabernas gaditanas con encanto que te proponemos visitar.
Las tabernas pueden los lugares de encuentro para beber y comer más antiguos que existan. Parece ser que ya los griegos ya tenían las suyas, y en muchas ruinas romanas se comprueba que los romanos también (como dice la canción: “griegos, romanos, son todos humanos”. Definitivamente, tienes que escucharla...).
En resumen, nos gusta más la calle que a un semáforo, y si es con charla y copita, más. Y las tabernas son el sitio ideal para ambas cosas. Aunque pudieran parecer cosa del pasado, con los movimientos hipster, vintage-retro, creció el interés por estos lugares. Nunca han llegado a desaparecer, pero su fama era regulera y no atraía a mucha gente más allá de tres señores del barrio que hablan de fútbol.
En las nuestras, las de hoy, la barra es la reina absoluta. Vamos a seguir el criterio de que si tiene una barra concurrida, vinos de jerez y algo para picar, es una taberna. En Cádiz tenemos varias con mucha solera, otras que han aplicado bien la teoría y se han ganado el nombre de taberna, y algún rincón curioso que no lo es pero lo parece.
La Cepa Gallega (Plocia, 9)
Se fundó hace un siglo exactamente, en 1920. Se dedicaron a la provisión de buque, pero hoy funciona como taberna y el típico almacén de ultramarinos. No tiene botas (fuera sí, a modo de mesa), pero sí cantidad de vinos de diferente origen, también de jerez. Con ellos se mojan quesos, chicharrones, jamón y más tapitas servidas en papel de estraza.
La Cepa Gallega cerró, pero volvió a abrir para alegría de vecinos y trabajadores de la zona. | BIENDESPACHAO
Taberna La Manzanilla (Feduchy, 19)
Abrió en 1932 y sigue prácticamente intacta. Abrió como despacho de vinos de Bodegas Barón de Sanlúcar. Desde los años 40 es propiedad de la familia García, y hoy es José García Romero, la tercera generación, quien regenta el peculiar local. Sirven vinos de jerez en rama, cada copa acompañada de dos aceitunas rellenas. Es todo un reclamo para los turistas por su estética y por la colección de botellas que guarda dentro.
La Manzanilla es todo un museo por su historia y su colección de botellas.
Taberna Casa El Manteca (Corralón de los Carros, 66)
En pleno barrio de La Viña desde 1953. Está muy concurrido por los turistas, porque se ha convertido en la taberna de Cádiz por excelencia. Cuando no, es punto de encuentro durante el carnaval, aunque también tiene mucho aire flamenco. Las paredes casi hablan por la cantidad de fotos y recuerdos que tienen colgados. Sirven las tapas en papel de estraza, también con su correspondiente vino (aunque tampoco tienen botas). Es casi todo barra con algunas mesitas bajas y algunos barriles fuera.
La taberna gaditana más conocida por los turistas, El Manteca. | BIENDESPACHAO
Taberna La Sorpresa (Arbolí,4)
Conserva el nombre, la esencia y la barra de madera y mármol desde 1956. En 2013 se renovó para presentarse como una taberna de antaño con un montón de detalles, como las antiguas botas de vino. Se puede hacer barra con una copa de jerez o vermú y alguna tapa fría servida a modo de pincho, conserva y salazones. Una de las sorpresas es que se puede comer un exquisito atún rojo en tartar.
Se renovó mantenendo su aire de taberna antigua. | BIENDESPACHAO
Bar Casapuerta (Sagasta, 40)
Tiene una barra pequeñita pero es taberna con tabernera. Se pueden degustar cervezas artesanas de la provincia de Cádiz, vermú o vinos. Han añadido a su oferta de comida unos deliciosos encurtidos que montan allí (cecina con queso, banderillas, pimientos cherry rellenos...). La barra es pequeña, pero da para muchas charlas. Tienen una animada actividad cultural los jueves y los domingos. Ya lo recomendamos en otra lista porque admiten perros.
La Carbonería (calle San Fernando, 2)
Un local con historia, que recoge su nombre de una carbonería ubicada allí mismo. Fue taberna desde 1910 hasta 2015, y un año después volvía a abrir manteniendo, como no, la barra. Sigue la filosofía de taberna al dedillo: botas de vino y picoteo . La decoración mantiene el ambiente antiguo que tanto nos gusta. Está muy cerca de la plaza San Juan de Dios, que se ve desde las mesas de la terraza.
Taberna El Ocho (calle Hércules, esquina con Navas)
Desconocida para muchos, es un antiguo ultramarinos que también funciona como taberna. Está en el barrio del Mentidero. Cambió de dueños y se amplió pero conserva el aire costumbrista que caracteriza este tipo de locales, con muchos aperos colgados de sus paredes. Aquí podemos probar comida caliente, guisos como los gaditanos fideos con caballas, sopa de tomate, arroz... Hay que descubrirlo.
Taberna El Ocho está oportunamente “escondida” en el Mentidero. | BIENDESPACHAO
Mini-Bar La Tabernita (Virgen de la Palma, 32)
Local muy mini en el que no cabe su éxito. Siempre está lleno, algo que es fácil por su tamaño pero también porque el público busca sus tapas y su ambiente en esta típica calle del casto antiguo de Cádiz. Se tapea frío y caliente en su escasa barra, o en los barriles que tienen en la calle. Cocina tradicional y vinos o cerveza, con eso el problema del espacio, se olvida.
Autoservicio Tinoco (Marianista Cubillo, 7) - CERRADO-
La única de esta lista que no está en el casco histórico y que no tiene estética de taberna, pero había que incluirlo. ¿Por qué? Porque su propietario ha logrado crear una en una tienda de desavío, pero de las modernas. Con unas cuantas botas de vino a modo de mesa y productos gaditanos (cervezas, vinos, conservas, chacinas...), está hecho. No importa que a dos metros tienes un expositor de Bollycao: charlas de pie y tapeas bien. La gente lo sabe, por eso hay ambientillo y bullicio tabernero.
Mucha variedad de cervezas gaditanas en el peculiar Autoservicio Tinoco. | BIENDESPACHAO
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